Esta historia la escribi hace un par de años en mi vox, de esas que escuche una canción y esa historia vino a mi cabeza y la escribí en ese mismo instante, o sea, en 5 minutos, la he editado un poco, pero aún le falta. Es solo un cuento corto, muy corto, como de 2 paginitas. Pero lo pegare para quien guste leerlo.
Dolor Rosa
By: Moniq S. Portman
Comienza a desarrollarse toda una historia.
En aquel bosque, que cualquier otro adjetivo aparte de mágico le quedaría corto, te espero, como te he esperado todos los días desde hace ya un año, desde esa ocasión en la que el destino nos encontró y quiso que nos conociéramos.
Un amor destinado a ningún otra cosa, más que al fracaso, un amor que surgió entre el desafío, el miedo y la incomprensión. Yo siendo caballero corriendo, andando, y tú siendo hada, volando. Regresando a este punto de encuentro cada día, prometiendo no regresar al día siguiente y aún así, volviendo.
Tu cabeza se asoma con cautela y no logro evitar que mi corazón de un vuelco de alegría, te veo pisar con cautela, buscándome, hasta que salgo de mi escondite, haciéndote saber que es seguro que salgas, y poder sentir la dicha de tenerte en mis brazos nuevamente. Dejemos que los arboles sean nuestro refugio y el sol nuestro testigo.
Veo tu cara iluminarse de alegría, y sé que mi rostro debe de reflejar otro tanto. Y al poco rato comienzo a vislumbrar preocupación detrás de esa felicidad.
- ¿Qué sucede? ¿Por qué tan afligida amada mía? – Y comienzo a ver alarma, miedo, comienzo a ver y comienzo a temer, aún así me sonríes.
- Tenemos que correr. Huyamos ahora mismo – Veo como tu rostro se va llenando de lagrimas, y siento que algo en mi pecho se oprime, pero sigues sonriendo. Tomo tu mano y la beso.
- Vuela amor, y deja que te siga – Veo como las lagrimas se hacen más copiosas, y tratas de mantener tu sonrisa al mismo tiempo, y todo comienza a tener sentido.
- Fue por eso que no llegaste volando – No fue una pregunta, pero aun así asientes. Yo levanto tu rostro y beso tus lágrimas, abrazándote aún más fuerte que antes.
¡Maldita sea! Siento como el miedo por ti inunda mi cuerpo y comienzo a correr contigo de la mano. Un hada que en vez de alas ahora tiene solo peso muerto en la espalda al haber sido desterrada. El peor castigo fue impuesto a mi amada, siento como mi cara arde de coraje por la vergüenza que se te ha impuesto por mi culpa.
Siento, más que ver, como limpias los ríos que ahora surcan tu cara, veo tu determinación en cada paso que damos, cada zancada nos aleja más de nuestros verdugos, o eso espero. Corremos como si no hubiera un mañana, porque sé que probablemente no lo habrá. Tu pueblo no dejará de cazarnos nunca. Aprieto tu mano y te guio lo mejor que puedo para que no tropieces.
Al rato, siento tu mano tensarse y comienzas a desacelerar el paso.
- Ya vienen – te escucho decir con tristeza y miedo. No puedes evitar ver tus alas, y sé que más que desear que funcionen, quieres arrancarlas y que ya no te estorben.
- Lo sé – Es lo único que logro decir, sé que no puedo ocultar mi preocupación. Y comienzo a considerar las opciones que tenemos. No son muchas y las pocas que quedan no dejaran que me quede a tu lado. Y seguimos corriendo, tratamos de poner distancia, aunque sabemos que será imposible, pero hay que tratar de llegar lo más cerca posible de nuestro destino, lo más lejos posible de nuestros verdugos.
Ha llegado el momento, lo siente cada fibra de mi ser, quizá es el miedo, desconocido para mi hasta que la conocí a ella, quizá es el poder de lo que nos persigue.
- Ha llegado el momento – le digo antes de empujarla y sacar mi espada. Pero ella no corre, se queda a mi lado con su espada en mano también. Tiembla, de coraje, de miedo, de impotencia. La beso por un momento antes de que llegue el verdugo, y no puedo evitar que asomen las lágrimas. Ella entiende sin que yo diga palabra, y corre. Por nosotros, por nuestro inexistente futuro juntos, por nuestro hijo aún no nacido. Y me preparo a hacerle frente a mi muerte, a su salvación.
La creación no debería de ser posible, ellos lo saben, saben que nada de eso debió de haber sucedido, desde encontrarse, enamorarse y unirse. Un hada y un caballero, dos especies distintas, enemigos jurados.
La pelea comienza, el caballero sabe que no saldrá vivo, ensombrece su semblante el saber que no podrá volver a ver el rostro de su amada ni conocer a su hijo, pero pagará el precio necesario para que puedan seguir con vida. Sabe que se encontrarán de nuevo, en esta vida o en la otra.
Ella corre, se cae, el peso de las alas le impide seguir mucho más y con la misma espada con que iba a morir al lado de su guerrero, las corta. Entre el dolor de perder completamente sus alas, para poder salvar lo único que le queda de él, su hijo, y el poder escuchar los gritos de su amante, gritos de lucha, de muerte y dolor.
Sigue corriendo a pesar del dolor, hasta que sus piernas son incapaces de sostenerla y se niegan a dar un paso más. Aún puede escuchar los gritos, a pesar de que está lo suficientemente lejos para ello, sabe que los seguirá escuchando hasta que muera.
Las lágrimas y el dolor no la dejan ver, siente que algo se acerca pero no hace caso. Le pide perdón a su amado caballero por no poder salvar la vida de su hijo, su vida propia como él quería.
No odia a su perseguidor, sabían los dos que sucedería tarde o temprano. Sabe que ya está cerca, se tranquiliza sabiendo que pronto volverán a estar juntos, sin peleas, sin esconder nunca más, suspira una última vez y cierra los ojos, contenta de que la persecución ha terminado al fin.
------------
Insisto, le falta edición, pero siempre he sido mala redactando.
:) muy lindo mi hermosa moniq
Publicado por: Yara | 08/14/2012 en 12:12 a.m.